lunes, 22 de junio de 2009

Los amorosos




Antes de dejarlos con Jaime Sabines, dejenme decirles si es que me lo permiten, que estos días tan nublados me han puesto un tanto nostálgica, soñadora ... no sé! han sido muy extraños para mi. Éstos días me he sentido enamorada no se de quien ni por que, pero me he sentido enamorada so, recordé un maravilloso poema de Sabines, los dejo con una gran compañía.



Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor.
Los amorosos viven al día,
no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan, no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre -¡que bueno!- han de estar solos.
Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.
En la oscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.
Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.
Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.
Los amorosos salen de sus cuevas temblorosos,
hambrientos, a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor
como una lámpara de inagotable aceite.
Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.
Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.
Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo,
complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida,
y se van llorando, llorando,
la hermosa vida.
... díganme, acaso no se han sentido así???

3 comentarios:

Ana Marinera dijo...

ah pinche poema tan chido ja ja. Sí a mí también me pasa, me siento toda enamorada como de la vida, o como de alguien pero no sé de quién... será el exceso de sensibilidad.

CrisRouge dijo...

La eterna enamorada, esa seré yo...

Mi blog le da nombre un buen poema de Sabines y en algo que siempre tendremos comunion Jaime y Yo sera en que...

El amor no son palabras, son acciones y hermosos silencios de una mirada directa y sobre entendida.

No andaba asi pero ahora, luego de leer esto, estoy con el romanticismo a flor de piel.

La otra tarde vi llover, vi gente correr... y no estabas....Tú...

Ay mi querida godzuky... ud haciendome recordar tipos barbones...

Anónimo dijo...

siempre que leo este poema , no puedo leerlo en mi mente con la voz de sabines.
osea , asi:
http://www.youtube.com/watch?v=YMU1RKzt9cw

 
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